Como entonces, internet no existía para descargarlos, al menos para la mayoría de la humanidad como la red de redes que hoy es, bajábamos a la papelería Rodas (que 25 años después todavía existe) y comprábamos a aquel señor tan simpático de bigote, del cual no recuerdo el nombre, aquellos recortables de esas niñas regordetas que se dedicaban a muchas profesiones a la vez.
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El juego estaba más que servido, el tiempo de recortado era el previo que hacía mostrar nuestras habilidades con la tijera, era la parte que menos me gustaba, entonces no existían las tijeras para zurdos y creedme, es algo que me persiguió durante muchos años.
Tras esto a jugar, horas y horas nos habremos pasado jugando a los recortables y cuando venían mis primas aquello se convertía en una fiesta del papel. Teníamos tantas que se mezclaban unas con otras hasta ser difícil encontrar el vestido de cada una de ellas. Siempre se le rompía el cuello a una de nuestras muñecas preferidas y había que tirar de cinta adhesiva para recuperarla por varias sesiones más.
Cuántas tardes de verano...es increíble como nuestra mente recupera recuerdos al reconocer una imagen...
Y ahora para nuestras niñas y por qué no para nuestros niños también las hay más modernas y más actualizadas, aunque yo me quedo con las de siempre, a las que les encuentro más encanto.
¿y tú jugabas a los recortables?